La única forma de llevar un control de esta enfermedad es con una nutrición y cuidados higiénicos-dietéticos, con el objetivo de prevenir su evolución. La hepatitis es una enfermedad inflamatoria que afecta al hígado yen menor grado a otros tejidos con función hematopoyética. Su causa puede ser infecciosa, inmunitaria, tóxica y nutricional. Las más frecuentes y que produce un mayor daño estructural y funcional en el hepatocito (célula funcional del hígado) son las de causas virales.

Tipos de Virus
Hay virus específicos para la hepatitis (virus hepatotropos), es decir, aquellos que solo provocan hepatitis. Existen muchos: virus A, virus B, C, D, E, F, G. Los más importantes son los virus A, B, C y, en menor medida, el D y el E, siendo los últimos, F y G muy poco descritos y los menos estudiados. l virus de la hepatitis A es controlable y después de una infección desaparece del organismo, en cambio los virus de la hepatitis B, C y D persisten en estado de latencia en tejidos hematopoyéticos una vez controlada la primo-infección, por lo que convierten a quien lo padece en un hospedero de por vida. En el caso del virus B, se puede trasmitir por contacto sexual y transfusiones, y los virus de la C y D se trasmiten por trasfusiones o punción con objetos contaminados.

La persistencia de  estos virus en sangre y en los tejidos dianas, puede llevar progresivamente al paciente a enfermedades crónicas que ponen en peligro la vida del mismo. Las afecciones más comunes y secundarias a la presencia de estos virus son: la cirrosis hepatobiliar y el carcinoma hepato-pancreático. Ambas afecciones tienen un comportamiento mortal. En la actualidad no existen medicamentos específicos que controlen o eliminen estos virus, debidos a su alta capacidad mutagénica o de adaptación al medio.

Nutrición ortomolecular
Dentro del campo de la nutrición la rama denominada “ortomolecular” se ha convertido en una de las alternativas viable para prevenir el daño estructural y funcional ocasionado por estos virus. El objetivo es aportar micronutrientes, oligoelementos y aminoácidos adecuadamente dosificados para favorecer la función hepática y ayudar a proteger la células, asícomo, estimular la producción endógenas de inmunoferones u otras sustancia que controlan la vida del virus dentro del hepatocito.

Tratamiento
Para ayudar al hepatocito a eliminar las toxinas, se consigue con tratamientos que incluye cambios en los hábitos alimenticios, así como terapia farmacológica. Dentro  los nutrientes que funcionan directamente en la función de eliminacióndel hepatocito, encontramos:
Aminoácidos: L-ornitina y L-aspartato, estimulan las células del hígado, activando la síntesis de glutamina y el ciclo de urea, de tal modo que logra desintoxicar el citoplasma, al eliminar el amonio transformándolo en urea y así facilitar su eliminación por los riñones.

La lisina, previene la progresión de las infecciones, al ayudar en la producción de anticuerpos externos e inmunoferones internos, mejorando la capacidad de defensa. Otra importante  función es la de reparar las células dañadas por los efectos de los radicales libres, siendo útil a la hora de retrasar el envejecimiento celular del hepatocito acelerado por la actividad del virus.

El zinc juega un papel importante en el mantenimiento de una buena capacidad defensiva del hígado.
Los micronutrientes pueden ayudar a prevenir el deterioro de la función del órgano, pero antes de consumir cualquiera de ellos, lo más indicado es que acuda a consulta de un nutriólogo o médico especializado que le programe una dieta adecuada. M

El hígado es el órgano más grande dentro de su cuerpo. Ayuda al organismo a digerir los alimentos, almacenar energía y eliminar las toxinas. La hepatitis es una inflamación del hígado. Los virus causan la mayoría de los casos de hepatitis. El tipo de hepatitis recibe su nombre de acuerdo con el virus que la produjo; por ejemplo, hepatitis A, hepatitis B o hepatitis C.