El niño prematuro

Para que un embarazo sea considerado “a término”, el nacimiento debe ocurrir entre la semana 38 a la 42 de la gestación. Por lo tanto, todo recién nacido (RN) antes de la semana 38 de gestación debe considerarse “prematuro” o de “pretérmino”.

Entre menos semanas de gestación tiene un bebé al momento de nacer, es mucho más “inmaduro” de todo su cuerpo, formado por órganos y sistemas (respiración, control de su temperatura, digestión, metabolismo, mecanismos de defensa, sistema nervioso central, todos sus sentidos: Vista, tacto, gusto, oído y olfato). Esta inmadurez lo hace mucho más vulnerable a enfermedades de todo tipo.

El RN prematuro es más sensible a todos los agentes externos a los cuales se enfrenta desde el momento de nacer: Luz, ruido, frío, calor, etc.

El peso con el que nace el RN prematuro no es determinante, porque puede pesar hasta 3.5 kg, pero será igual de vulnerable por su inmadurez; es por ello que para fines médicos se considera más importante la edad gestacional en semanas.

Requieren atención especial
La mayoría de los RN prematuros de 35 semanas o menos, y que pesan aproximadamente 1.5 kg o menos, necesitarán apoyo extra para poder sobrevivir fuera del útero materno. Son niños que deben ser hospitalizados en una Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN).

Estos pequeños al momento de nacer tienen problemas para controlar la temperatura de su cuerpo; no toleran respirar el aire ambiente (21% de concentración de oxígeno), se cansan con mucha facilidad, y por ello, dejan de respirar en forma espontánea por espacio de 20 segundos (apnea).

Tienen además problemas para poder ser alimentados por la boca, ya que no succionan en forma coordinada o lo hacen con menos intensidad; vomitan con facilidad y pueden “ahogarse”, y la digestión aún no es la adecuada.

Por todo lo anterior, deben permanecer en una incubadora para regular el control de su temperatura, y requieren una mayor concentración de oxígeno al que existe en el medio ambiente: Necesitan 40, 60, 80 y en ocasiones hasta el 100% de incremento de oxígeno.

Difícilmente toleran un “casco cefálico” que incremente la concentración del oxígeno, podrían necesitar “puntas nasales” que les proporcione oxígeno directamente por los poros nasales e, incluso, puede requerirse conectarlos a un respirador o ventilador automático que les ayude a mantener su respiración y, sobre todo, para que mantengan buenas concentraciones de oxígeno en su sangre, que es necesario para mantener vivos todos sus órganos y sistemas (cerebro, corazón, glándulas suprarrenales, riñones, intestinos, piel, etc.).

Cuando se les puede alimentar se hace por medio de un catéter insertado en una vena (alimentación parenteral) o si es posible, por medio de una sonda por la boca o nariz hasta el estómago.

Problema en aumento
El incremento de nacimientos prematuros va en aumento; se estima que de 100 nacimientos (parto o cesárea) 10 serán prematuros (10%).

Pero hay prematuros que se les llama extremos y son todos aquellos que pesan 1 kg o menos, una edad gestacional de 32 semanas o menos, en los que sus complicaciones, secuelas y mortalidad son mucho mayores.

Aún se desconoce la causa exacta de este tipo de nacimientos; pero existen múltiples factores que podrían explicarlos, como son:

  • Enfermedades maternas previas.
  • Antecedentes de partos prematuros o abortos de repetición.
  • Edad de la madre (menor de 18 años o mayor de 35 años).
  • Técnicas de reproducción asistida que se asocian a embarazo múltiple, lo que conlleva a partos prematuros.
  • Infección vaginal o del líquido amniótico.
  • Infecciones urinarias.
  • Anomalías placentarias.
  • Hipertensión y/o diabetes.
  • Gestación no controlada.
  • Malformaciones del feto.
  • Situaciones de estrés físico o psíquico.
  • Hábitos poco saludables: consumo de tabaco, alcohol o drogas.
  • Marginación.

Tome sus precauciones
Es muy importante evitar el nacimiento de recién nacidos prematuros, porque estos pequeños llegan a permanecer hospitalizados hasta tres meses, y cuando se le da de alta, en casa deben llevar un estricto control de sus signos vitales, donde se incluye temperatura.

Son niños muy débiles que se enferman y adquieren infecciones con mucha facilidad; muchos de ellos necesitan revisiones frecuentes de otros médicos especialistas.

Aplicación de vacunas El pediatra deberá de llevar un registro de su crecimiento y desarrollo, de su alimentación y aplicación de sus vacunas.

Probablemente, no sea posible aplicarle las vacunas de virus vivos (BCG, polio oral, rotavirus, sarampión, paperas, rubéola y varicela). Pero la aplicación de todas las demás es indispensable, sin importar que tenga bajo peso o que se le haya transfundido sangre, plasma o inmunoglobulina, etc.

No importa que esté tomando antibióticos o algún otro medicamento, el pequeño debe recibir las vacunas. Además, todas las personas que atenderán y cuidarán al RN prematuro deben aplicarse la vacuna de la influenza estacional en el brazo izquierdo y de la influenza AH1N1 en el brazo derecho.

Si existe la posibilidad económica para hacerlo, debe proteger al niño contra el Virus Sincicial Respiratorio, que se presenta en la época de otoño e invierno, vacuna que consiste en una inyección mensual al menos durante los primeros 6 meses y hasta que cumpla 2 años.

Es muy importante que los padres de todo niño prematuro estén conscientes de que tienen un hijo que puede enfermarse con mucha mayor facilidad y que después de ser dados de alta pueden tener problemas de salud, entre los cuales podemos mencionar los siguientes:

Apnea al alimentarse: El niño prematuro tiene un patrón de respiración diferente a otros niños: Respira más agitado, con ruidos y cuando está comiendo hace esfuerzos con su tórax. Puede parecer que su respiración se para y su piel cambia de color.

En este caso deberá dejar de darle el biberón, estimularle con golpes en la espalda (con el niño incorporado). Normalmente con esto será suficiente. Si estos episodios son muy frecuentes consulte al pediatra.

Inmadurez del cardias o enfermedad por reflujo gastroesofágico: Los niños prematuros sufren a menudo un trastorno denominado enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE).

La ERGE se produce cuando un músculo que está situado en la entrada del estómago, llamado esfínter esofágico inferior o cardias, se abre con frecuencia excesiva, permitiendo el flujo retrógrado de los alimentos parcialmente digeridos y del ácido del estómago hacia el esófago. Esta zona suele estar cerrada salvo en el momento de tragar, vomitar o eructar.

A menudo, la ERGE produce problemas respiratorios frecuentes, que pueden ser consecuencia del reflujo. Así como estos trastornos existen otros a los que los niños prematuros son más susceptibles, como la gastroenteritis, hernias, otitis e infección por el Virus Respiratorio Sincicial, mismas que explicaré en una próxima colaboración.

Estragos de un organismo inmaduro
Un niño prematuro puede presentar algunos trastornos debido a la inmadurez de sus órganos y sistemas, entre los cuales podemos mencionar:

Problemas respiratorios:
  • Apnea
  • Fugas de aire
  • Síndrome de Dificultad Respiratoria o Enfermedad de Membranas Hialinas
  • Displasia broncopulmonar (DBP) o enfermedad pulmonar crónica
Problemas cardiacos:
  • Persistencia del conducto arterioso (PCA)
  • Bradicardia
Problemas metabólicos:
  • Mal control de su temperatura
  • Problemas de glucosa en sangre (hipoglucemia e hiperglucemia) Problemas neurológicos:
  • Hemorragia intraventricular
Otros trastornos:
  • Anemia
  • Presión arterial baja
  • Ictericia o hiperbilirrubinemia
  • Retinopatía del prematuro
  • Infecciones
  • Septicemia
  • Intolerancia alimentaria
  • Otros padecimientos a largo plazo
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Dr. Ricardo Franco Hernández, médico pediatra perinatólogo. Coordinador de Educación Médica Continua. Colegio de Pediatras del Estado de Sonora. Clínica del Noroeste. Consultorio 203. Tel. (662) 212-1154, cel. (662) 256 4243, e-mail: ricardo_franco@hotmail.com

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