por Dr. Carlos Enrique Ibarra Gámez, San Nicolás de los Garza, Nuevo León, México.
Médico Familiar
Ced. Prof. 1056491 UANL · Ced. Esp. 0002011 UANL
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En la primera etapa de la vida se requieren visitas médicas con el menor cada mes durante su primer año y pueden ser llevadas a cabo por un médico familiar, general o pediatra. En la primera visita del niño con el doctor se indicarán los estudios de gabinete obligatorios, como el de la hormona estimulante de la tiroides, que detecta problemas de funcionamiento en la glándula tiroidea, los cuales si no son identificados a tiempo pueden ocasionar en el infante un retraso mental que puede ser irreversible. Hay otros estudios que no son obligatorios pero sí de gran importancia como los de panel genético, que permite detectar algunas enfermedades genéticas.
Durante el primer año es elemental cumplir con las visitas médicas, ya que sirven para discutir, entre otros temas, la alimentación adecuada, la importancia de la leche materna y la ablactación oportuna, la cual consiste en agregar a la alimentación frutas, verduras y carnes (res, pollo y pescado).
Otro tema a tratar es cuándo se debe de iniciar con el programa de estimulación temprana, que ayudará al desarrollo muscular y neurológico, pues estimulamos los sentidos de la visión, audición y táctiles. En los siguientes tres años de vida las revisiones tendrán una frecuencia de cada tres meses. Antes de iniciar la etapa escolar es recomendable enviar al pequeño a una revisión oftalmológica, ya que con frecuencia observamos algunos problemas de conducta o aprendizaje que pueden estar relacionados con trastornos de la visión. Si el oftalmólogo no diagnostica algún problema, el niño tendrá que ser evaluado por un psicólogo.
La etapa de la adolescencia es muy importante y lamentablemente es la que cuenta con menos apoyo médico, un motivo común es que el joven es renuente a la visita médica y los padres ejercen poca presión para animarlo a acudir a la consulta, dejando al joven a la deriva en cuanto a recibir orientación adecuada en temas elementales como educación sexual, drogadicción y quedando a expensas de la orientación que reciben de sus amigos o de las redes sociales e internet, cuya fuente no siempre es confiable.
Es importante manejar el tema de la sexualidad, ya que con cierta frecuencia vemos casos sin tratar de ginecomastia, que es un desarrollo indebido de las glándulas mamarias en el hombre, o de criptorquidia, que es la ausencia de uno o los dos testículos, ya sea por el no descenso o no formación de los mismos.
En la etapa del adulto temprano es común que se inicie la actividad sexual, por lo que se debe tratar el tema con madurez absoluta, pues a veces esta información no fue transmitida en la adolescencia y se encuentra desinformado, pudiendo tener como consecuencia enfermedades de transmisión sexual o embarazos no deseados.
En la etapa reproductiva o del adulto medio es conveniente realizar estudios generales de rutina como de biometría hemática, perfil bioquímico y examen general de orina, que nos informarán las condiciones del hígado, riñón, la producción de glóbulos blancos y rojos o si hay anemia.

En el hombre es importante realizar un estudio de próstata, así como evaluaciones hormonales, sobre todo de los niveles de testosterona, ya que su deficiencia produce síntomas como decaimiento, pérdida de la libido, depresión y falta de iniciativa, entre otros, los cuales pueden ser considerados por su edad como normales y se quedan sin el beneficio de un tratamiento, terminando en forma temprana su etapa sexual y productiva laboral. La presencia de estos factores de riesgo nos obliga a realizar el estudio mínimo una vez por año.
Dependiendo de los factores hereditarios, hábitos alimenticios y del sedentarismo, en esta etapa o en la siguiente se pueden manifestar problemas metabólicos, como la obesidad, hipertensión arterial, diabetes mellitus o hiperlipidemias (colesterol alto o triglicéridos).
Ya identificado el problema de salud lo más adecuado es contar con un equipo médico multidisciplinario en el que esté incluido un nutriólogo, médico del deporte y el apoyo de un psicólogo para un manejo integral.
Estos mismos problemas pueden continuar en la etapa del adulto mayor, por lo que se debe mantener la frecuencia de los estudios o agregar otros, como el electrocardiograma, radiografía de tórax, valoración vascular (tanto venosa como arterial), además de evaluaciones de salud mental y memoria. M