Ginecología y Obstetricia
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El estilo de vida de la sociedad actual, los hábitos tóxicos y el estrés son factores relacionados con dificultades para conseguir un embarazo. El frenético estilo de vida de la sociedad, ¿tiene algo que ver con la alta tasa de infertilidad en la población? Cuando se comparan las cifras de los parámetros seminales, fundamentalmente cantidad y movilidad de los espermatozoides entre hombres que viven en un medio rural o urbano, se aprecian la mejor calidad de los espermatozoides en hombres que viven en el campo. También se ha comprobado que los hábitos tóxicos: tabaco, alcohol, consumo de ciertas drogas o medicamentos tiene una acción directa sobre el ciclo ovárico en la mujer y sobre las características del semen en los hombres. De la misma manera, la obesidad o la delgadez excesivas pueden reducir la fertilidad, tanto en hombres como en mujeres.
Por otra parte, las situaciones de estrés están relacionadas con dificultades para conseguir un embarazo. Es bastante frecuente que parejas en las que no se llega a encontrar una causa concreta de infertilidad y que recurren a tratamientos de reproducción asistida, un tiempo después, sin ninguna ayuda médica, tengan hijos de forma natural.
Últimas innovaciones sobre fertilidad
Habitualmente, para poder llevar a cabo un tratamiento de Fecundación in Vitro (FIV), es necesario que la mujer reciba un tratamiento de estimulación ovárica con el fin de conseguir un mayor número de ovocitos maduros para aumentar la efectividad de la técnica. Actualmente, se están desarrollando técnicas que permiten extraer ovocitos inmaduros del ovario, sin necesidad de administrar un tratamiento agresivo de estimulación de los ovarios, y con medios de cultivo específicos, se consigue madurar estos óvulos en el laboratorio. Se estima que, solo un 30 por ciento de los embriones que se generan, de forma natural o tras FIV, tiene capacidad de implantar y dar lugar al nacimiento de un niño. En estos momentos, También es posible detectar las sustancias que producen los embriones mientras están en cultivo en la incubadora para poder determinar qué embrión tiene mayor capacidad de implantar o análisis genéticos antes de la implantación para conocer el estado del embrión.
Las técnicas de criopreservación (de congelación) de espermatozoides, y embriones, pero sobre todo las de ovocitos y de tejido ovárico, en concreto la corteza del ovario, que es la que contiene los ovocitos, están ofreciendo resultados, que aunque todavía no son demasiado efectivos, suponen un potencial muy considerable para la preservación de la fertilidad.
Estas técnicas son particularmente atractivas para personas que, por diversas circunstancias, deciden posponer su maternidad o paternidad a edades en las que pueden presentar dificultades o incluso incapacidad para lograr un embarazo y la descendencia deseada, y también para personas que padecen cáncer u otra enfermedad grave cuyo tratamiento puede condicionar una pérdida irreversible de células reproductoras. M
