Lupus y el sistema inmune

por Dr. José Manuel Reyna Guerra, Monterrey, Nuevo León.
Alergia e Inmunología Clínica
Ced. Prof. 4459507 UDM · Ced. Esp. 6323410
Tel. (818) 378-0484 y 356-7244 · dr.jmreyna@gmail.com

El lupus es 10 veces más común en mujeres que en hombres, la causa sigue siendo incierta, aunque hay muchas teorías posibles, entre las que destacan la hormonal y la genética.

El sistema inmune es el encargado de protegernos contra virus, bacterias, parásitos y hongos, lo compone el sistema inmune innato (con el que nacemos) y el sistema inmune adaptativo, el cual se va desarrollando con el paso del tiempo.

El sistema inmune tiene tres enfermedades: cuando hiper-reacciona contra algo que usualmente no es dañino, ocasionando las alergias; cuando deja de funcionar alguna parte de éste, crea las llamadas inmunodeficiencias, y cuando desconoce alguna parte del cuerpo y  lo ataca, produciendo las llamadas enfermedades autoinmunes.

El lupus es una enfermedad autoinmune contra el tejido conectivo. Afecta principalmente a los riñones, las articulaciones y la piel, así como al sistema nervioso y los pulmones. Suele tener una presentación muy insidiosa y requerir tiempo para que sea detectado y/o diagnosticado.

Suele ocurrir entre los 20 y 40 años, es más frecuente y grave en personas de raza negra y asiáticos. Inicialmente los pacientes presentan cuadros generales y nada característicos, como fatiga, fiebre intermitente y sin una causa aparente, pérdida de peso, dolor en articulaciones, comezón o erupciones en la piel, caída de pelo, dolores abdominales y, en mujeres embarazadas, abortos recurrentes.

El lupus no tiene cura. Es posible “dormirlo’’ o remitirlo con los tratamientos actuales, dependiendo de la afectación a los órganos y severidad. En algunos pacientes con afectaciones articulares se pueden dar antiinflamatorios no esteroideos o AINES. Se han usado medicamentos contra la malaria, como la hidroxicloroquina, que ha demostrado ser útil en enfermedades autoinmunes.

En aquellos con una mayor severidad, se pueden requerir altas dosis de esteroides y medicamentos inmunosupresores, enfocados a disminuir la actividad del sistema inmune. M

La Academia Americana de Reumatología, establece una serie de criterios para la sospecha y clasificación del lupus:

• Erupciones en la cara alrededor de las mejillas (‘‘alas de mariposa’’).
• Comezón o ardor asociado a la exposición solar (fotosensibilidad).
• Lesiones ovaladas y elevadas en piel (‘‘rash discoide’’ o ‘‘eflorescencias’’).
• Úlceras orales o en nariz, que generalmente no son dolorosas.
• Inflamación de las articulaciones o artritis.
• Inflamación del tejido que rodea pulmones (pleuritis) o corazón (pericarditis).
• Afectación renal, con proteínas o sangre vistas en un examen general de orina.
• Alteraciones neurológicas, como psicosis, convulsiones o derrames cerebrales.
• Anormalidades sanguíneas: anemia, baja de glóbulos blancos o leucopenias, y baja de plaquetas o trombocitopenia, al menos en 2 exámenes de sangre.


Se debe sospechar lupus en pacientes que tengan al menos cuatro de estas características.

Si padece de lupus, su sistema inmunitario ataca las células y los tejidos sanos por error. Eso puede dañar las articulaciones, la piel, los vasos sanguíneos y ciertos órganos. Existen muchas formas de lupus. El tipo más común, el lupus eritematoso sistémico, afecta muchas partes del cuerpo. El lupus discoide provoca una erupción cutánea que no desaparece. El lupus cutáneo subagudo provoca ampollas después de tomar sol. Otro tipo puede ser causado por medicamentos.

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