En la actualidad hablar de estrés resulta algo cotidiano: en el trabajo, en las noticias, en las conversaciones de café, las mujeres, los jóvenes e incluso los niños hablan de sentirse “estresados”. De acuerdo a cifras proporcionadas por la Organización Mundial de la Salud, México ocupa el primer lugar en estrés laboral en el mundo. La agencia de investigación Nielsen hace un par de años refería también que las mujeres en México, eran las segundas más estresadas después de las mujeres en India. Junto con el tema del estrés, la obesidad, la cual sabemos, ocupamos también el primer lugar a nivel mundial.
Pero ¿qué es el estrés? ¿es bueno o malo? ¿hasta dónde puede impactar nuestra salud? ¿qué relación tiene con la obesidad y otras enfermedades?
El estrés es una respuesta física, mental, emocional y conductual ante situaciones externas o internas que representan una amenaza para nuestro organismo. Todos hemos sentido como el corazón se acelera, o empezamos a tener dificultad para respirar, cómo nuestros músculos se tensan o cómo un sudor frío recorre nuestro cuerpo cuando enfrentamos una dificultad, por ejemplo, cuando estamos atorados en medio del tráfico y llegaremos tarde al trabajo o a esa cita tan importante; o cuando otro automóvil se nos cierra inesperadamente; cuando nuestro médico nos diagnostica con una enfermedad, o cuando por nuestra mente cruzan pensamientos catastróficos. Estas y otras situaciones como la pérdida de un ser querido, un divorcio, un viaje, problemas financieros, entre una larga lista, activan nuestro sistema de alerta.
Hablando en términos clínicos, la respuesta de estrés representa entre otras cosas, la segregación de varias hormonas, entre ellas el cortisol, conocida también como la hormona del estrés. Entre sus funciones más importantes están el aumento en la producción de azúcar en sangre, la supresión del sistema inmunológico y el metabolismo de grasas, proteínas y carbohidratos. Esta activación responde a la necesidad de nuestro organismo para abastecerse de energía para hacer frente al peligro o “salir corriendo”. Este fenómeno fue descrito hace muchos años como “Respuesta de lucha o huida”, y se trata de una respuesta que heredamos de nuestros antepasados que para sobrevivir tenían que enfrentarse a una serie de peligros, que en la actualidad corresponden más a eventos internos (amenazas psicológicas) que reales. A esto se le conoce como estrés psicosocial.
El estrés como tal no es malo, ya que nos advierte de la existencia de peligros. Se conoce como estrés positivo o estrés, al que normalmente es de corto plazo, que una vez resuelto el problema, nuestro organismo tiene la capacidad de volver a sus niveles normales. Desafortunadamente, la mayoría de las personas cursan con otro tipo de estrés conocido como estrés negativo o distrés, que corresponde a una situación prolongada, recibiendo el nombre de estrés crónico. En este estado, corremos el riesgo de afectarnos gravemente, debido a las interacciones de nuestro sistema nervioso y endocrino con otros sistemas como el inmunológico, digestivo, entre otros.
Por mucho tiempo se ha considerado que el estrés si bien no es la causa de muchas enfermedades, si puede ser un factor que precipite o agrave muchas condiciones médicas en la actualidad. En la práctica clínica son frecuentes los siguientes:
Pacientes con cefalea tensional, gastritis, intestino irritable o colitis nerviosa, neurodermatitis, entre otras, muestran un aumento en las molestias asociadas a altos niveles de estrés con relación a otras situaciones laborales o familiares, pero incluso con relación a su misma enfermedad.
En el caso de los niños sometidos a estrés ya sea de tipo familiar o escolar, frecuentemente presentan cuadros dermatológicos, enuresis (hacer pipí) y cuadros migrañosos.
La relación que tiene el estrés con la obesidad ha sido estudiada recientemente quedando demostrado que la mayor parte de los pacientes con sobrepeso comen cuando se sienten ansiosos, deprimidos o se enfrentan a situaciones de estrés laboral o familiar. El manejo integral de estos pacientes incluye también el apoyo psicológico y técnicas para el control de la ansiedad y el estrés. Además de lo anterior, se ha demostrado que una elevación en los niveles de cortisol produce también un aumento de la grasa que se acumula alrededor del abdomen, es decir la grasa abdominal, factor de riesgo para el desarrollo del síndrome metabólico.
El cortisol, de manera semejante al colesterol, crea un engrosamiento de las arterias, que aunado a un estilo de vida poco saludable, aumentan las probabilidades de sufrir un infarto.
A nivel cerebral, el estrés modifica también en el largo plazo las estructuras cerebrales y conexiones entre ellas, demostrándose la reducción de ciertas áreas relacionadas con la atención, la memoria, y el aprendizaje, así como un debilitamiento de los telomeros y conexiones entre neuronas (sinapsis). Esta es la razón por la cual ejecutivos y personas sometidas a altos niveles de estrés sufren cuadros amnésicos temporales, dificultades para concentrarse y en los niños, dificultades de aprendizaje, que en muchos casos se confunden con déficits de atención.
Pacientes a los cuales se ha diagnosticado con cáncer recientemente, sufren de mucho estrés por lo que precisan además del tratamiento oncológico, de acompañamiento psicológico y técnicas que les permitan aprender a manejar el estrés con objeto de contribuir a su recuperación anímica y física.
Por lo anterior, vale la pena insistir en el diagnóstico y tratamiento integral de los cuadros de estrés que pueden representar una dificultad para la vida cotidiana de muchas personas, pero también de muchos pacientes que cursan con enfermedades físicas y mentales. En la actualidad, se dispone de herramientas confiables que pueden indicar al médico y al paciente el nivel de estrés de éste último, como las pruebas de cortisol en sangre y orina. El perfil de estrés con equipo de Biofeedback es una herramienta muy útil que nos permite observar cómo responde el paciente ante distintas situaciones (estresores), de qué manera responde a ellas – mediante un incremento de su ritmo cardiaco, tensión muscular, aumento de la sudoración, disminución de la temperatura – y por medio de esta misma herramienta acompañada de técnicas cognitivo-conductuales, se le enseña al paciente progresivamente a regular dichas funciones, logrando con ello incrementar su confianza, su autocontrol y contribuyendo de esta manera al tratamiento médico.
Además del entrenamiento en técnicas de relajación se recomienda al paciente una modificación de sus hábitos y estilo de vida, los cuales incluyen una dieta balanceada, actividad física moderada, sueño en cantidad y calidad suficientes, reducción y en lo posible eliminación de consumo de sustancias como tabaco, alcohol y medicamentos sin prescripción de un especialista.
EL ESTRÉS PUEDE TENER EFECTOS DE AMPLIO ALCANCE SOBRE LAS EMOCIONES, EL ESTADO DE ÁNIMO Y EL COMPORTAMIENTO. IGUALMENTE IMPORTANTE, PERO A MENUDO MENOSPRECIADOS, SON LOS EFECTOS EN VARIOS SISTEMAS, ÓRGANOS Y TEJIDOS EN TODO EL CUERPO, COMO SE ILUSTRA EN LA SIGUIENTE IMAGEN.

- SISTEMA NERVIOSO: Cuando estamos estresados, física o psicológicamente, el cuerpo de repente enfoca su energía para combatir la amenaza percibida. En lo que se conoce como la “lucha o huida”, el sistema nervioso envía señales a las glándulas suprarrenales para liberar adrenalina y cortisol. Estas hormonas hacen que el corazón lata más rápido, aumenta la presión arterial, cambia el proceso digestivo y aumenta los niveles de glucosa en la sangre. Una vez que pasa la crisis, los sistemas del cuerpo suelen volver a la normalidad.
- SISTEMA MUSCULOESQUELÉTICO: En situaciones de estrés, los músculos se tensan. La contracción de los músculos durante períodos prolongados puede provocar dolores de cabeza tensionales, migrañas y diversas condiciones musculoesqueléticas.
- SISTEMA RESPIRATORIO: El estrés puede hacer que se tenga una respiración más difícil y acelerada, así como y la hiperventilación, lo que puede provocar ataques de pánico en algunas personas.
- SISTEMA CARDIOVASCULAR: El estrés agudo, — estrés que es momentáneo, tal como quedar atrapado en el tráfico — causa un aumento en la frecuencia cardíaca y fuertes contracciones del músculo del corazón. Los vasos sanguíneos que llevan la sangre a los grandes músculos y hacia el corazón dilatado, aumentan la cantidad de sangre bombeada a estas partes del cuerpo. Los episodios repetidos de estrés agudo puede causar inflamación en las arterias coronarias, listas para causar un ataque cardíaco.
- SISTEMA ENDOCRINO: Glándulas suprarrenales: cuando el cuerpo está estresado, el cerebro envía señales desde el hipotálamo, causando que la corteza suprarrenal produzca cortisol y que la médula suprarrenal produzca epinefrina, a veces llamadas las “hormonas del estrés”. Hígado: cuando se libera cortisol y epinefrina, el hígado produce más glucosa, el azúcar de la sangre que dará la energía para “luchar o huir” en caso de emergencia.
- SISTEMA GASTROINTESTINAL: Esófago: El estrés puede incidir a comer mucho más o mucho menos de lo habitual. Si come más alimentos o diferente tipo de éstos, o aumenta su el consumo de tabaco o alcohol, puede experimentar acidez estomacal o reflujo. Estómago: El estómago puede reaccionar sintiendo “mariposas”, o inclusive nauseas o dolor; quizá se presenten vómitos si el estrés es severo. En cuanto a los intestinos, el estrés puede afectar la digestión, igualmente afecta qué tan rápido el alimento se mueve a través del cuerpo, puede presentarse diarrea o estreñimiento.
- SISTEMA REPRODUCTIVO: En los hombres, la cantidad en exceso o cortisol producida bajo el estrés, puede afectar el funcionamiento normal del sistema reproductivo. El estrés crónico puede alterar la testosterona y la producción de esperma, causando impotencia. En las mujeres, el estrés puede provocar ciclos menstruales irregulares o ausentes, o períodos más dolorosos. También puede reducir el deseo sexual. M
Psic. Claudia Elena Juárez Batista, Psicóloga Clínica especialista en Estrés
Hospital Ángeles del Pedregal, Centro de Especialidades Quirúrgicas, México D.F. Tel. Cel. (55) 3052-3259, claudiajuarez@transformatuestres.com | www.transformatuestres.com
Ced. Prof. 2116582
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