Dolor abdominal funcional en niños

Los niños que se quejan de dolor de estómago por más de tres meses pueden tener dolor abdominal funcional. El término “funcional” se refiere al hecho que aún después de numerosos exámenes, no se encuentra una clara explicación para el dolor: No existe obstrucción, irritación o infección que pueda causar la molestia. Aún así, el dolor es muy real.

Debido al dolor, los niños pueden dejar de realizar sus actividades usuales y frecuentemente se quejan de náuseas, flatulencia, diarrea o estreñimiento. Afortunadamente, a pesar del dolor crónico, los niños crecen bien y mantienen una buena salud general.

El dolor funcional es muy común. Alrededor del 10% a 15% de niños en edad escolar reportan episodios de dolor recurrente. Otro 15% experimentará dolores, pero no acudirá al médico por este problema.

El intestino de su niño tiene un complicado sistema de nervios y músculos que ayuda a mover los alimentos y llevar a cabo la digestión. En algunos niños, los nervios se hacen demasiado sensibles y producen dolor aún durante las actividades intestinales normales. El dolor puede hacer que su niño llore, palidezca o enrojezca el rostro y empiece a sudar.

Los nervios intestinales se pueden tornar más sensibles debido a una infección causada por virus o bacterias, situaciones estresantes o simplemente cansancio. Otros miembros de la familia pueden tener un problema similar.

Una historia cuidadosa de cómo comenzó el dolor, su localización y cómo ha progresado generalmente sugieren el diagnóstico del problema de su niño. Se harán exámenes de sangre, orina y heces para eliminar algunas condiciones que también pueden causar dolor recurrente.

Una historia de ciertas intolerancias alimentarias, como por ejemplo a productos lácteos o jugos puede ayudar a explicar dolores de cólico y flatulencia. Se recomiendan radiografías, tomografías computadas y endoscopia sólo en niños cuyo historial o examen presente interrogantes sobre el diagnóstico.

Es importante prevenir que el dolor se vuelva una razón para que el niño falte a la escuela, cambie sus hábitos sociales o se convierta en el centro de atención de todos en casa. Ud. y su niño deben sentirse tranquilos de que no hay un problema serio no diagnosticado.

El ser positivo con respecto a la eventual mejoría transmitirá un mensaje acertado a su niño. Si se puede modificar la dieta, si el niño puede tener una noche tranquila y si se puede reducir el estrés, los dolores disminuirán. Su niño debe continuar haciendo una vida lo más normal posible.

El uso de medicación en el caso de dolor funcional debe ser discutido con su médico. Se pueden prescribir relajantes musculares, antiácidos o suplementos de fibra, que pueden ser útiles en algunos niños.

Fuente: www.naspghan.org
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