Las hiperlipemias suponen uno de los factores de riesgo más importantes (junto al tabaco y a la hipertensión) para el aumento de la morbilidad y mortalidad de origen cardiovascular, principalmente problemas de corazón como el infarto agudo de miocardio y la insuficiencia cardíaca, y afectación cerebral por accidente cerebro-vascular.
Globalmente, las enfermedades cardiovasculares constituyen la segunda causa de muerte en los países industrializados. Los lípidos, cuando circulan en exceso por la sangre tienden a depositarse en las paredes de las arterias, formándose la llamada “placa de ateroma”.
Esta placa crece progresivamente (al depositarse colesterol, calcio y otros componentes) y posteriormente se oxida; este proceso se denomina ateroesclerosis.
Por este motivo se va estrechando progresivamente la luz de la arteria, hasta que se ocluye por completo e impide el paso de la sangre. Si la arteria afectada es una arteria coronaria, que irriga el músculo cardíaco, entonces se produce un infarto agudo de miocardio. Si la arteria afectada es una arteria del cerebro se produce un infarto cerebral con sintomatología neurológica, que depende de la región del cerebro afectada (parálisis, coma...).
Tipos de colesterol
Hay tres tipos de colesterol en sangre: el colesterol relacionado con lipoproteínas de baja y muy baja densidad (colesterol LDL y VLDL, siglas en inglés correspondientes a "low density lipoprotein" y "very low density lipoprotein"), el colesterol que favorece la aterosclerosis cuando está elevado ("colesterol malo") y el tercer tipo es el colesterol relacionado con las lipoproteínas de alta densidad (colesterol HDL, "high density lipoprotein"), que dificulta el avance de la aterosclerosis (el colesterol HDL es el "colesterol bueno”).
Algunas hiperlipemias tienen origen genético, como es el caso de la hipercolesterolemia familiar, con cifras de colesterol habitualmente superiores a 300 mg/dl y que precisa de tratamiento farmacológico; la causa es una mutación del receptor de LDL. Otras hiperlipemias son de causa nutricional o metabólica, debidas a una alimentación errónea o a un metabolismo alterado.
El nivel de colesterol plasmático se ve condicionado tanto por el colesterol consumido directamente en la dieta como por el colesterol que sintetiza nuestro propio organismo a partir de las grasas saturadas que ingerimos, además de por otros factores.
La grasa saturada es principalmente de origen animal. Existen también ciertos aceites vegetales (de palma, esteárico, de coco...) que pueden elevar los niveles de colesterol en sangre, a pesar de su origen vegetal.
Como ya se mencionó, el colesterol depositado en la placa de ateroma se oxida; existen sustancias antioxidantes en la dieta que antagonizan (se oponen a) este proceso de oxidación. De todos los antioxidantes uno de los más eficaces para inhibir la oxidación es la vitamina E, que se encuentra principalmente en el aceite de oliva.
Fuente: www.salud.es