Alimentación durante el 1er Año


La alimentación en el primer año de vida es una aventura excitante tanto para los padres como para los bebés; esta aventura se relaciona con el desarrollo, nutrición, curiosidad, el compartir y con el aprendizaje. La ADHERENCIA crece al tiempo en que la mamá hace su rutina diaria con su bebé.
La adherencia es la profunda unión emocional entre el bebé y la persona que le proporciona la mayor parte de su cuidado. Así como los papás sienten una fuerte conexión con su recién nacido; así, los bebés también se adhieren a los papás. La adhesión toma lugar durante el desarrollo del bebé.

La primera adherencia del bebé generalmente ocurre de manera bastante natural. Si tu bebé llora, tú intentas darle lo que necesita: alimento, un juguete, cambio de pañal, o simplemente cargarlo. Cuando respondes, el bebé aprende que pude confiar en ti, y depende de ti en el confort y sentimiento de seguridad. Al tiempo que vas conociendo mejor lo que tu bebé te dice y satisfaces sus necesidades, él se sentirá con menos estrés. Tú, como mamá, puedes ayudar a tu bebé a que desarrolle HÁBITOS SALUDABLES DE ALIMENTACIÓN con el inicio correcto.

Como papás, una de las cosas más importantes por hacer es ayudar a sus hijos para que aprendan hábitos de salud saludables. Los niños necesitan una dieta balanceada con alimentos de los diferentes grupos: Empezamos con el agua, que es la base de la alimentación; seguido por frutas y vegetales; continuamos con hortalizas y leguminosas; después carnes blancas y grasas mono-insaturadas como la mantequilla de cacahuate en niños de 3 a 4 años en adelante, acompañada de nueces, almendras y aceitunas; finalmente, carnes rojas, grasas saturadas: papas fritas, hamburguesas, hot dogs, pizzas, tacos dorados o fritos, alimentos embasados con grasas trans o saturadas.

Durante los 6 primeros meses
Durante los primeros 6 meses, el bebé alimentado al seno materno obtendrá lo que necesita de la leche de su madre. La leche materna contiene la cantidad y calidad correctas de nutrientes, adecuados para las primeras necesidades de alimento del bebé.

La leche materna se digiere más fácil, por lo que tiene menos probabilidades que ocasione diarrea o estreñimiento. Un bebé alimentado al seno materno pude defecar más de 10 veces al día, con consistencia completamente líquida, sin que, por la consistencia, se le considere diarrea; para determinar que tiene diarrea, el bebé tiene que tener síntomas y signos de enfermedad como llanto sin lágrimas, lengua y pañal secos, fiebre, decaimientos, llanto prolongado, abdomen globoso que no desaparece; si el bebé defeca líquido, con buen estado general, y aumenta más de 20 gramos en los primeros meses de vida, la consistencia líquida de las heces, solo es una variante normal.

La leche materna contiene anticuerpos y otros factores inmunológicos que ayudan a tu bebé a prevenir y luchar contra enfermedades infecciosas. En países nórdicos por falta de sol, los bebés alimentados exclusivamente al seno materno durante los primeros 6 meses necesitan suplementos de vitamina D; en nuestro país  esto no aplica por la cantidad de sol que recibimos; los rayos de sol en la piel producen vitamina D.

En los primeros meses de vida, los bebés no son capaces de deglutir alimentos sólidos, esta capacidad inicia después del cuarto mes. En algunos países como Estados Unidos, los bebés comienzan a deglutir hacia el cuarto mes cereal de arroz fortificado con hierro; en otros países como Canadá, recomiendan alimentación exclusiva con leche los primeros 6 meses, para los que no puedan alimentarse al seno materno, se les recomienda fórmulas de inicio fortificadas con hierro.

A los 6 meses la mayoría de los bebés están listos para ingerir otros alimentos. Igualmente junto con otros alimentos, se puede continuar el seno materno hasta los 2 años o más. Sabrás que tu bebé está listo para otros alimentos cuando:

  • - Parezca que tiene hambre antes de lo usual.
  • - Pueda sentarse sin soporte, y tenga buen control de los músculos del cuello.
  • - Mantenga el alimento en su boca sin empujarlo con la lengua hacia afuera.
  • - Muestre interés en los alimentos cuando otros estén comiendo.
  • - Abra su boca cuando vea que le ofrecen comida
  • - Pueda hacerte saber que no quiere comida: echándose para atrás o volteando su cabeza.

Siempre recuerda que todos los bebés son diferentes; algunos pueden estar listos pocas semanas antes de los 6 meses, otros, poco después. Esperar mucho después de los 6 meses, para introducir alimentos, aumenta el riesgo de deficiencia de hierro.

¿Qué alimentos debemos dar a nuestros bebés por primera vez?
Hay muchas formas de introducir alimentos sólidos... los primeros alimentos varían de cultura a cultura y de familia a familia. Hay que iniciar con alimentos que contengan hierro, el cual los bebés necesitan por diferentes razones y para su desarrollo. Son buenas fuentes de hierro las leguminosas, como frijoles, lentejas, chícharos, yema de huevo cocida y carnes blancas y rojas. Los cereales de arroz y avena fortificados con hierros son otra opción.

Introduce nuevos alimentos, uno a la vez, espera 2 a 3 días, hasta 5 a 7 días antes de intentar otro; de esta manera, si tu bebé tiene una reacción, tendrás idea que alimento lo pudo causar.

No existe orden especial para la introducción de nuevos alimentos a tu bebé. En general, no existe recomendación para retrasar cualquier alimento para intentar evitar alergias; excepto en familias con antecedentes familiares de alergias, sobretodo alimentarias. Alimentos alergénicos pueden retrasarse; como por ejemplo, si existe en padres o hermanos alergias a cítricos, huevo, cacahuate, o a otros alimentos, como el trigo, cebada y centeno.

Inicialmente, las porciones de alimentos sólidos se ofrecen en cucharaditas, 2 a 4; las frutas en forma de puré, como el plátano y manzana sin cáscara; igualmente los vegetales cocidos y en papillas. Después de los 9 meses, se aumentan las porciones de frutas, vegetales y carnes en trocitos pequeños; a partir del año en trozos poco más grandes y se adaptan a la alimentación familiar en la mesa utilizando periquera; se retira el biberón para pasar a vaso entrenador y seguir, en los siguientes meses con vaso.

La alimentación en el primer año es un evento fascinante, tanto para padres, como para bebés y; por supuesto, para los hermanos mayores cuando los hay. Permite la curiosidad y la investigación de sabores, texturas y técnicas de cómo comer; fomenta la relación familiar; la alimentación es paulatina, gozosa y sin presiones. Al final del primer año, los padres deben sentirse satisfechos por la misión cumplida: haber alimentado y nutrido física y emocionalmente a su bebé en el primer año de vida.

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Dr. Bernardo Elizondo Vázquez
Pediatra Gastroenterólogo 
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